Post de Sara Outeiral
En las relaciones
internacionales, ¿debemos las mujeres adaptarnos a todas las costumbres aunque
estas supongan un agravio a nuestra condición?
Cuando nuestra
organización o empresa se dispone a establecer contacto con otro país o cultura
debemos estudiarlo al detalle. El protocolo de actuación puede diferir de una
forma exagerada de nuestras costumbres y nuestra negociación estará, en muchas
ocasiones, condicionada a lo bien que nos adaptemos al país que visitemos.
Para esta tarea podemos apoyarnos en la teoría de
las dimensiones culturales del antropólogo holandés Geert Hofstede. A mi juicio, una de las más acertadas
subdivisiones: distancia al poder, individualismo-colectivismo,
masculinidad-feminidad, evasión de la incertidumbre, orientación a largo plazo
e indulgencia-contención.
Por ejemplo, la
expresión de un cordial saludo difiere, como podemos observar a través de los
medios de comunicación aunque no seamos unas expertas de la materia, según sea en Oriente Medio o en la Europa
occidental. Si eres mujer y pretendes negociar con un hombre, imaginémonos
perteneciente a la cultura musulmana (desde el máximo respeto a la misma y puntualizando
que mientras cualquiera no vulnere los derechos humanos no podré ni seré quien
de criticar), prepárate para recibir un no por respuesta en base a tu género o,
como ya hemos visto en diversas ocasiones, no verte correspondida con el saludo
de vuelta, ya que un hombre musulmán no debe tocar a una mujer en público
independientemente de su rango.
Cada organización
debe establecer su propia línea ética, pero como mujeres debemos valorar si estamos
dispuestas después del sacrificio de tantos años de lucha, a cruzar esa línea.
Tanto si dirigimos esa organización como desde un punto de partida inferior. De
lo contrario, ¿no seríamos las mujeres también partícipes de nuestra propia
discriminación?
El empoderamiento de las mujeres también necesita de gestos y pasos adelante en términos de protocolo. Desde una perspectiva de asesoramiento de imagen, nos puede interesar aceptar exponernos a ciertas críticas para lanzar nuestro mensaje, pues somos conscientes de que nos saltamos las “reglas” de una forma premeditada. Conseguir que fotografíen esa “imagen perfecta” puede suponer un verdadero avance para todas.
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