Post de Aida Cousillas
Me gustaría empezar este post con la
siguiente pregunta, ¿por qué nosotros, seres humanos racionales, que se
comunican hasta debajo del agua (bueno, algunos más que otros) perdemos toda
nuestra capacidad de transmitir en el momento en el que nos plantan delante de
un grupo de personas?. Es curioso, como si la vitalidad y el desparpajo se
esfumasen por la puerta, dando relevo al repentino pánico, a los nervios y a
una temible serie de catastróficas desdichas.
Por suerte, en la pasada clase tuvimos
una jornada de reflexión acerca de cómo hablar en público, de la mano de la
profesora Mar Castro, que se define como “una entusiasta lucense amante de la
comunicación y el protocolo” en su web.
¿Y qué se debe hacer para hablar en
público de manera eficaz?. Pues bien, no tenemos la receta mágica, pero si
algunos pasos a considerar que nos pueden ser de ayuda. La preparación es algo fundamental a la hora de hablar en público. El
mensaje que queremos transmitir, a quién se lo vamos a transmitir, conocer el
lugar en el que vamos a hablar y de cuánto tiempo disponemos para hacerlo.
Gracias a esa preparación podremos enfrentar mucho mejor la aparición de los
típicos temores como el miedo a ser observado, a la crítica o a quedarse en
blanco.
Otra cosa que nos puede ayudar cuando
tenemos que enfrentarnos a este tipo de situaciones es recurrir a la visualización previa al discurso.
Imaginarnos que todo saldrá bien y anticiparte ante posibles situaciones que se
puedan dar, te proporcionará cierta ventaja. Y recuerda, respira, ¡lo haces
habitualmente sin darte cuenta!. Toma aire, retenlo y expúlsalo varias veces,
te relajará.
Un buen orador es aquel que tiene
conocimiento en su tema, que se muestra seguro de sí mismo y que se expresa de
manera clara con dominio de vocabulario. Un buen orador es aquel que conecta
con su audiencia y mantiene un diálogo bidireccional con ella desde el respeto.
Un buen orador es aquel que cree en lo que dice.
Para finalizar, me gustaría destacar tres
aspectos fundamentales para hablar en público. El primero es ser consciente de
si se desea hablar en público o no, ya que la disposición del emisor se
acabarán transmitiendo en el discurso. El segundo es adquirir formación para aprender a hablar en público, ya que para
los que no tenemos la suerte de haber nacido para ello, nos puede proporcionar
ciertas claves para mejorar esta capacidad. Y por último, pero no menos
importante, la práctica. Ensayar el
discurso, delante del espejo, de tus amigos, familiares, ¡de tu mascota!...
Practicar delante de quien te sientas cómodo y te pueda proporcionar un buen feedback, te ayudará a corregir posibles
errores y a reforzar tu discurso. Porque si sabes de lo que hablas y lo has
practicado, ya tienes mucho camino recorrido para que todo salga estupendamente.
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