La empresa, tal y como el Dr. Fernando Ramos
ha indicado al inicio de su clase, no es sólo una institución privada que
intenta dinamizar el motor económico de una ciudad sino que también, desde los
últimos tiempos se ha convertido en un ente que lucha por la sostenibilidad
económica y social. La RSC, Responsabilidad Social Corporativa, se está
convirtiendo en una “etiqueta” que toda empresa quiere incorporar en su
filosofía y valores.Con este motivo, se están realizando grandes esfuerzos para
dedicar recursos y fondos que reviertan beneficiosamente a la sociedad,
contribuyendo a la mejora del entorno en el que actúa la propia empresa y
reforzando aquellas necesidades sociales de la comunidad. Es decir, en la actualidad, la gran empresa
está adquiriendo un papel activo en la vida social promoviendo y financiando
proyectos que benefician al ciudadano en general.
La organización de la empresa en todos sus
ámbitos es la base para la buena marcha de la misma y es aquí donde el protocolo
nace con el fin de gestionar las relaciones internas y externas, la
comunicación, así como un sinfín de eventos tales como asambleas,
inauguraciones, premios a empleados, aniversarios, actividades
socio-culturales, etc.
Una forma muy adecuada de controlar de forma
efectiva la vida de la empresa es a través del Manual de Protocolo Interno y Externo que sirve como guía a la hora
de organizar cualquier acto corporativo.
En dicho Manual se recogerán las reglas sociales y formales que deben de
cumplirse en el seno de la empresa y resultado de su correcta aplicación será
la proyección de la imagen corporativa que la compañía haya decidido, formando
parte de la propia estrategia empresarial. Durante las cuatro fases del protocolo
estructural, de gestión, de atención y de la eficacia personal, conviene tener
muy en cuenta la Comunicación cuya gestión se recoge en el Manual de Gestión de la Comunicación que aúna los objetivos
generales y los programas de desarrollo para una comunicación eficiente.
Podemos resumir que PROTOCOLO y COMUNICACIÓN, son dos pilares que la empresa debe
sostener y reforzar si busca la proyección de una imagen corporativa valorada
por sus clientes, inversores, empleados, comunidades y accionistas. Si a la imagen corporativa de la empresa le
acompañan resultados económicos y sociales rentables y sostenibles, la excelencia empresarial será una
realidad.
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