Post de María Ulloa
En las primeras
semanas de este curso comencé un post que no conseguí terminar de escribir. Ahora
tras una de las últimas clases y tras la intervención de Mar Castro, que nos ha
hablado sobre oratoria y de su querida palabra hablada, me siento capaz de
terminar lo que empecé.
Hace unos meses, justo
antes de empezar este curso, acudí a un taller sobre disciplina positiva,
taller para padres sobre cómo educar de una manera respetuosa sin olvidarnos de
establecer límites, algo que a priori
no parece tener ninguna relación con lo que hayamos podido tratar durante este
curso de protocolo y comunicación. Una de las primeras clases que tuvimos nos
la dio Olga Casal, hablándonos de organización de eventos. Y os preguntareis
por qué relaciono un taller sobre disciplina positiva y una clase sobre
organización de eventos. Pues bien, yo también pensaba que la primera sería una
jornada que enriquecería mi faceta como madre, mientras la segunda sería una
actividad únicamente enfocada al enriquecimiento profesional, pero como casi
todo en esta vida, nada es lo que parece, y da la casualidad de que en ambas
jornadas de lo que se habló fue de comunicación.
Nos comunicamos desde
que nacemos: lloramos, reímos, gritamos, lanzamos objetos y poco a poco van
apareciendo las palabras, de las que tanto nos ha hablado Mar Castro, y de lo
que no son palabras. Porque…todo comunica. ¿Y qué comunica? Ahora viene la
parte difícil: el mensaje que queremos enviar, tener claro cuáles son nuestros
objetivos, para así poder estructurar el mensaje que nos reporte el retorno que
pretendemos. Quizá para mí esta sea una de las partes más complicadas, la de estructurar
el mensaje sin que se pierda por el camino. Quizá por eso ha sido tan difícil
escribir este mi primer post.
Una vez que tenemos
el objetivo y el mensaje claros, no nos podemos olvidar de que ha de llegar a
su receptor. Y no solo eso, ha de ser comprendido. Aquí intervienen tantas
otras de las cosas que hemos aprendido durante estos meses, el vehículo que empleamos
para enviar el mensaje o el lenguaje que
utilizamos para dirigirnos a cada uno de nuestros públicos.
Si hay algo que me ha
quedado claro en estos meses es que todo comunica. Todo lo que hacemos y no
hacemos envía un mensaje, y en nuestras manos está enviar el mensaje que
queremos que nuestros públicos comprendan. Pero bueno, digo en nuestras manos y
digo en nuestros pies, en lo que digo y en lo que no digo, en los silencios, en
las comas y en nuestra sonrisa.
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