Crónica de Verónica Rey Paz
Ni la zeta ni la eme ni la hache le hicieron falta a Mar Castro para
mirarnos a todos y a cada uno de los alumnos que escuchábamos atentos su clase
de oratoria. Nos sumergió en la
explicación sin que nos diéramos ni cuenta, haciendo gala de las técnicas de
comunicación que, poco a poco nos fue enseñando.
Además de explicarnos cómo expresarnos en la palabra hablada, Mar Castro
nos mostró mediante un divertido ejercicio práctico, la importancia que
adquiere la comunicación no verbal a la hora de difundir un mensaje. En
ocasiones, no le damos demasiada importancia a lo que transmitimos con nuestras
manos, los pies, la mirada o incluso la forma en la que hablamos, pero para un
orador experto el control de la comunicación no verbal es un requisito
imprescindible.
Pues bien, si lo que queremos es hablar en público, por donde debemos
comenzar es por querer hacerlo. Disfrutar y dominar el miedo que asola a la
mayoría en estas situaciones nos facilitará en gran medida la tarea de controlar
lo que transmitimos de forma inconsciente con nuestros movimientos. Una vez
motivados y relajados, trucos como gesticular de forma moderada darán énfasis y
veracidad a lo que estemos contando, además de ayudar a subir el tono de voz a
esas personas a las que les cueste un poco más vencer la timidez.
Cuidado con las manos, pueden traicionarnos sin querer, revelando aspectos
de nuestro estado de ánimo que no queremos dar a conocer. También los
movimientos en el escenario deberán ser tranquilos y naturales, para que
nuestro público pueda seguirnos con la mirada al mismo tiempo que nosotros a
ellos, pues el contacto visual cobra una importancia vital en la conexión con
nuestros oyentes. Debemos comprender que una de las funciones de la
comunicación no verbal puede ser sustituir a las palabras. Aquí tenéis un
ejemplo con un toque de humor que lo explica claramente:
Pero en realidad, lo más importante para ser un buen orador es saber de lo
que uno está hablando y dedicar a nuestros oyentes la más sincera de las
sonrisas, tal y como demostró Mar Castro este fin de semana.
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