Post de María Ulloa
En
el mundo en el que vivimos tenemos una sobresaturación de información, nos
pasamos el día escuchando la radio, viendo la televisión y sobre todo pegados a
nuestros ordenadores, tablets y smartphones. A través de ellos nos llega
información ingente de todas partes del mundo; la prensa digital y las redes
sociales son una incesante fuente de información, principalmente en forma de imágenes. Imágenes, imágenes y más imágenes;
la fotografía es sin duda la fuente de información más inmediata en estos
tiempos en los que nos falta tiempo para respirar. Muchas veces no nos
molestamos ni siquiera en leer el pie de foto, pero la imagen ya ha quedado
grabada en nuestra retina con tan solo un golpe de vista.
En
el mundo de la organización de eventos y el protocolo, nos volvemos un poco
obsesos del orden, lo ordenamos todo; nuestro trabajo en gran medida es el de
hacer listas, listas de cosas, de tareas, de personas. Ah, pero todas esas
listas infinitas han de estar muy bien ordenas. Y diréis, ¿para qué tanto orden?,
¿quién lo puede notar? Pues por supuesto, los cuatro o cinco apasionados del protocolo
que hay repartidos por el mundo y todos los demás, también. Aunque quizás no
seáis conscientes del desorden vuestro cerebro estará haciendo una
interpretación de ese orden sin que seáis conscientes.
Os
pondré un ejemplo, ¿quién no ha visto estos días alguna fotografía del saludo
de la Reina Isabel II de Inglaterra desde el balcón del palacio de Buckingham
por su noventa cumpleaños? Yo, lo primero que hice al verla fue comprobar si
finalmente la reina había eliminado a su querido hijo el Príncipe Carlos de la
línea sucesoria nombrando a su nieto el Príncipe Guillermo heredero a la corona
británica. El pobre Príncipe Carlos, no aparecía en la fotografía, aunque, si
estaba allí, no lo vimos.
Para
vuestro consuelo, o no, os diré que la línea sucesoria británica no ha
cambiado, pero estoy segura de que a muchos de vosotros se os habrá pasado por
la mente la misma pregunta. Por lo tanto, parece que el orden que tanto
menospreciamos, sí importa y que en este mudo de imágenes es mejor caerse, que
al menos saldrás en la portada de todos los periódicos, que caerse…de la foto.
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