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7 jun 2016

El silencio también habla

protocolo, comunicación, imagen corporativa. Universidad de A Coruña

Post de Laura Caballero

El cuerpo humano transmite información sensible sobre nuestra personalidad, nuestros sentimientos o intenciones constantemente. Y, la mayor parte de las veces, ni nosotros mismos somos conscientes. El lenguaje corporal puede revelar tanta o más información que las propias palabras. Incluso cuando estamos quietos o en silencio seguimos comunicándonos. El lenguaje no verbal tiene componentes innatos, factores imitativos y elementos aprendidos. Los signos no verbales se utilizan de forma activa para comunicar e informar y, de forma pasiva, empleados por el emisor inconscientemente, lo que no evita que el receptor capte el significado de las señales emitidas. Los matices culturales son de gran importancia en el lenguaje corporal ya que una buena parte de ellos depende del entorno en el que nos hayamos criado.
La conducta no verbal se expresa principalmente a través de siete canales que, junto al discurso verbal, conforman la comunicación:
  1. Las expresiones faciales: son el indicador emocional más potente y lo primero en lo que centramos nuestra atención al interactuar.
  2. Los gestos: es necesario saber interpretarlos, ya que son una de las partes de la comunicación no verbal con mayor componente cultural.
  3. Las posturas: expresan básicamente el grado de interés y apertura hacia los demás, reflejados en la exposición y orientación del torso.
  4. La apariencia: por más que intentemos alejarnos de los estereotipos, la apariencia sigue siendo la principal fuente de información a la hora de crear una primera impresión sobre alguien.
  5. La háptica: define el estudio científico del tacto y su influencia en la forma de relacionarnos; también juega un papel importante. El contacto físico tiene un marcado componente cultural. Por ejemplo, en los países latinos y árabes es mucho mayor que en ciertos países orientales, como Japón.
  6. La proxémica: el uso del espacio en la interacción. Es el canal más directo del lenguaje corporal a la hora de mostrarnos cercanos o distantes.
  7. El paralenguaje: el volumen, tono o velocidad de nuestra voz pueden decir mucho más que las propias palabras.
Todo esto deja de manifiesto que la conducta no verbal, los sentimientos y el inconsciente manejan a su antojo nuestra forma de comunicarnos y van por ahí controlando todo sobre nosotros. En ocasiones, nuestro lenguaje corporal puede estar enviándole al receptor el mensaje opuesto al que estamos comunicando con  nuestras palabras. En definitiva, nuestros gestos, expresiones y posturas pueden jugarnos una mala pasada si no somos capaces de dominarlos.

protocolo, comunicación, imagen corporativa. Universidad de A Coruña

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