Crónica de Eva Mª García Matos
La “guerra” de las Precedencias
Este viernes nos deparó un agradable cambio, pues la clase
fue impartida en la Diputación de La Coruña. Allí nos esperaban, en el Salón de
Plenos, el profesor Rafael Vidal y la Vicepresidenta de la Diputación. Una agradable presentación en los cómodos sillones de piel, donde por
unos minutos pudimos disfrutar de un ambiente tan especial. Tras la foto
subimos al aula de Servicios múltiples donde a lo largo de toda la tarde
desarrollaríamos un tema que genera conflicto y se ha convertido en el epicentro
del Protocolo: “Las Precendencias” . Y
uso epicentro y no otro término porque si en el desarrollo de las funciones
organizativas no se aplican correctamente, lo que posiblemente se originará será un terremoto de idas y venidas, llamadas y
contrallamadas, para que los cargos presentes en el evento ocupen un lugar adecuado y que les satisfaga.
El Reglamento 2099/83 establece las reglas básicas a
aplicar, pero en su defecto las costumbres y, digo yo, que el buen sentido,
ayudarán. Es de aplicación en actos oficiales y para cargos públicos, aunque también se aplica como referente en actos privados en los que participen autoridades. Así pues, será de aplicación en nuestra comunidad
autónoma al carecer de normativa propia, salvo en lo relativo a los expresidentes.
Tras una clasificación por tipos, el reglamento establece que la presidencia del acto será ostentada por la autoridad que los
organice, salvo que ceda la presidencia. Yo, por cierto, ilusa de mí, pensé que
solía ser lo habitual, pero he descubierto que en esto del “asiento” hay mucho más fondo que lo que se ve en la
foto final. Por lo que me ha quedado claro que, para un buen desarrollo del
acto, la ordenación es el pan nuestro de cada día y por lo tanto tan valiosa
como el oro.
Y cuando hablamos de ordenación, tendremos que concretarla
en los términos espacial, temporal y personal. Y es este último término el que
regula dicho reglamento.
Gracias al buen hacer
de Rafael, lo que inicialmente podría haber sido un repaso tedioso y prolongado
al articulado, se convirtió en un ameno paseo por las especialidades de dicho
reglamento. Por ello ya no tenemos dudas de que
el art. 12 (y la chuleta de Rafael) nos ayudará a ubicar a todas la
autoridades presentes, sin que ninguna se sienta ofendida. Y si no, por lo menos intentarlo, pues la negociación
también es un instrumento fundamental y
muy habitual para conseguirlo. Siguiendo el recorrido , en los siguiente
artículos encontraremos también la
clasificación para instituciones y corporaciones.
Asimismo, no tengamos miedo de que el Rey nos aparezca sin
aviso en un acto y nos preguntemos ¿y yo dónde me escondo?, pues se establece
en las disposiciones adicionales que la Casa Real informará de la asistencia de los miembros de la Familia
Real que van a asistir y, en este caso,
volaremos hasta el art. 10 para ubicarlos
correctamente.
Para finalizar el art. 9 dio pie a varias anécdotas
simpáticas cuya conclusión extraigo :
¿Y qué ocurre cuando alguien quiere salir de su lugar y
ocupar el puesto del Presidente de Gobierno ? Pues está muy claro, “sin papel y publicación no hay
representación”.
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