Acabamos de iniciar el Curso de Protocolo, Comunicación e Imagen Corporativa. No sólo ha sido el inicio de un curso, sino también el inicio de un recorrido por los contenidos, reflexiones y debates que, sin duda, se desarrollarán en cada una de las sesiones.
La primera profesora ha sido Dolores Sánchez, que ha dejado momentos memorables para el camino que recorreremos. Dolores comenzaba hablando del propio concepto de Protocolo. Desconozco si todos los que asistimos al curso habíamos buscado, en alguna ocasión, esa palabra en el diccionario o si
habíamos analizado la repercusión del mismo en cada una de las facetas de nuestras vidas. Todavía recuerdo conversaciones con amigos en las que, cuando alguien hablaba sobre "un curso de protocolo", todos lo identificaban con "un curso de buenas maneras". Un gran número de personas asocian el protocolo a cenas de "gente importante", eventos en Palacios Reales o encuentros entre mandatarios de distintas naciones. La realidad es que todos convivimos con el Protocolo, aún cuando no seamos conscientes de ello. Cada día, cuando acudimos a una reunión, nos presentan a una persona o participamos en un acto, el Protocolo está presente.
Los estudios demuestran que los dos o tres primeros segundos cuando nos presentan a alguien determinan una opinión en la otra persona. Sólo tenemos esos segundos, no hay una segunda oportunidad. Pensemos ahora en nuestra imagen, en cómo saludamos a la otra persona, en las sensaciones que producimos en el otro con el gesto de nuestro rostro, ¿es acorde con la persona que tenemos frente a nosotros? ¿Tenemos en cuenta si es el amigo de un amigo, un contacto profesional o si procede de otra cultura?
Si lo anterior lo llevamos al terreno profesional, probablemente lleguemos a la conclusión que descuidamos ciertos aspectos. Cuando acudimos a una reunión de trabajo, disponemos de indicadores, balances y gráficos, pero ¿hemos analizado el entorno de la negociación? En un mundo globalizado, participar en reuniones de trabajo ya implica participar en negociaciones internacionales a las que acuden personas de diferentes procedencias y culturas. Este nuevo aspecto transnacional nos obliga - y nos obligará cada día más- a sensibilizarnos sobre la excelencia en torno al comportamiento adecuado en circunstancias esperadas o inesperadas.
Dolores Sánchez nos mostró todo un abanico de posibles interlocutores/entornos y, sobre todo, la necesidad de conocer las herramientas que nos servirán de apoyo para afrontar cada una de las situaciones personales, sociales e institucionales con las que nos podamos encontrar. "No tenemos que saberlo todo, pero sí tenemos que saber dónde podemos encontrar la solución", dijo Dolores. ¡Una gran verdad! No cabe duda que siempre podremos reaccionar frente a cualquier situación si sabemos qué fuente o persona consultar.
Cuando estés entre amigos y surja de nuevo el debate sobre la relevancia del protocolo, recuérdales que "Todos vivimos en el marco de un protocolo que, lo utilicemos o no, va a influir en nuestras relaciones personales o profesionales".
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