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11 may 2014

La construcción de la identidad digital, con Natalia Quintas

Protocolo, Comunicación e Imagen Corporativa. Universidade da Coruña


Crónica de Alba Ferreiro

La sesión del sábado con Natalia Quintas comenzó con una revisión del panorama actual con respecto a la comunicación y las nuevas tecnologías, contexto en el que se gesta la construcción de la identidad digital. El mundo ha cambiado y así lo ha hecho también la forma en la que nos comunicamos. Hablamos de una triple revolución basada en tres ejes principales: Internet, la comunicación móvil y las redes sociales.

El primer dilema que se nos planteó es ¿se puede vivir sin Internet? Probablemente sí, pero desde luego no sería la vida que conocemos. Como concluyó Paul Miller tras su experimento de un año offline, no sería una vida real. Las cifras de usuarios de Internet van continuamente en aumento y por primera vez este año el móvil ha desbancado al resto de plataformas de conexión a la red. Quienes usan el teléfono móvil para acceder a Internet lo usan cada vez con mayor frecuencia, más tiempo y para más usos, destacando especialmente el aumento de la lectura de noticias. Todo esto nos hace replantearnos la necesidad de ofrecer un mensaje adaptado al medio. En esta era de la hiperconectividad en la que “vivir es, de manera creciente, estar pegado a la pantalla y conectado a la red” (Lipovetsky & Serroy) y en la que las previsiones afirman que pronto uno de cada tres internautas tendrá una tableta, nos asalta una propuesta de dieta digital. Sí, una dieta más para los más osados que quieran añadir esto a su operación biquini y quitarle la razón a Paul Miller en eso de que una vida sin Internet no es una vida real. Esto es, promover un uso crítico y provechoso de las tecnologías de la información mediante la adopción de algunos hábitos mediáticos saludables.

Protocolo, Comunicación e Imagen Corporativa. Universidade da Coruña


El último eje de esta tripe revolución son las redes sociales, ese fenómeno imparable. Aquí la reflexión ha sido la tendencia a crear un “micromundo” en el que sólo seguimos a gente con nuestros mismos gustos e ideologías. Los social media acentúan una manera de informarse en la que se tiende a leer muchos titulares y no se profundiza en la información, ¿esto sirve realmente para estar informados? Lo ideal, como dice Natalia Quintas, es contrastar. En estos ecosistemas de redes sociales nuestra audiencia es el mundo. Los social media son participativos, son abiertos y han transformado ese canal unidireccional a través del que las empresas enviaban sus mensajes a los consumidores. El consumidor/ciudadano 2.0 participa en un feedback y ha provocado que las marcas pasen a ser lo que los usuarios dicen de ellas y no lo que los anuncios quieren mostrar. Un ejemplo de este proceso de comunicación entre la empresa y el consumidor ha sido #mycalvins en el que Calvin Klein invitó a los propios usuarios a crear la campaña enviando sus fotos.

En este contexto surge la construcción de la identidad digital que se define como la suma de toda la información digital disponible para todo el mundo. Lo que publicamos en las redes sociales conforma nuestra identidad digital que es social subjetiva, referencial, crítica (respecto al uso que pueden hacer de ella terceros), dinámica (cambia), contextual, accesible e inexacta. Dicho esto, ¿por dónde se empieza? ¿Esta identidad digital ha ido surgiendo o es fruto de una estrategia? Lo primero en lo que tenemos que pensar es en el “personal branding”.

Protocolo, Comunicación e Imagen Corporativa. Universidade da Coruña

Un ejercicio interesante con referencia a la creación de la imagen digital sería el “vantity research” o “egosurfing”, es decir, buscarnos en Google para saber qué información hay sobre nosotros. Después, tendremos que plantearnos la siguiente pregunta ¿identidad digital parcial? Podemos llevar a cabo una actuación personal, una actuación profesional o una mezcla de las dos. La red habla de nosotros queramos o no y la huella digital es difícil de borrar pero tenemos derecho a ser olvidados y para esto existen herramientas como “tellmebye”  que se encarga de gestionar tu herencia digital. Un dato curioso es que el 44% de los perfiles de Twitter nunca ha publicado en Internet. Habitualmente se comete el error de crear muchos perfiles y abandonarlos, esto proyecta una imagen de dejadez. Tus perfiles son la imagen que puedes estar dando de ti y tan importante como crearlos es mantenerlos y alimentarlos. Llegados a este punto podríamos hacer referencia a la clase de Carmen Costa recordando aquello de que “todo habla y todo comunica”, incluso no comunicar.

Después de una intensa reflexión sobre todo esto, finalizamos la clase analizando los perfiles y la imagen de diferentes personalidades en Internet. Un ejercicio que revela la importancia de la identidad digital, tu carta de presentación en la red.

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